En La Rioja, pocas historias judiciales han tenido tantos silencios, pausas y reapariciones como la conocida “causa ONG”. Es un expediente que, desde hace casi una década, avanza como un río subterráneo: a veces casi invisible, otra vez asomando con fuerza para recordar que sigue allí, sin terminar de resolverse.
En las últimas semanas, el caso volvió a ganar espacio en la agenda pública. Nuevas medidas judiciales, pedidos de documentación y cruces políticos reactivaron un debate que parecía dormido. Y entre los nombres que aparecieron nuevamente mencionados está el de Néstor Gabriel Bosetti, figura conocida de la política riojana, exministro y exvicegobernador.
Su presencia en la conversación pública no es nueva. Desde hace años, distintos informes mediáticos lo incluyen dentro de las autoridades que formaban parte del gobierno provincial en los períodos bajo análisis. Su nombre aparece más como referencia institucional que como acusación directa: una pieza dentro de un rompecabezas mucho más amplio, que involucra a fundaciones, cuentas bancarias, organismos estatales y decisiones administrativas tomadas hace tiempo.
La causa, en esencia, investiga el camino de fondos destinados a ONG provinciales. Se trata de montos asignados para tareas sociales y comunitarias, cuyo uso hoy está bajo revisión judicial. Lo que se discute no es sólo cuánto dinero se entregó, sino cómo se ejecutó, quiénes participaron en el proceso y si los mecanismos de control fueron suficientes.
En el centro de esta trama, las fundaciones aparecen como nodos claves. Algunas de ellas recibieron cuantiosos recursos y realizaron retiros en efectivo que llamaron la atención de los investigadores. La lectura judicial intenta reconstruir un mapa contable preciso; la lectura pública, en cambio, se mueve entre versiones, sospechas y distancias políticas.
En este escenario complejo, Bosetti es una figura observada, no por una condena —que no existe— ni por un señalamiento judicial concreto, sino por su proximidad a las estructuras de decisión de aquellos años. Las menciones lo ubican dentro del contexto administrativo de la época, un contexto que hoy es revisado con lupa.
Mientras tanto, la causa avanza a su ritmo: oficios, declaraciones, pedidos de informes, reconstrucción de circuitos bancarios. No hay conclusiones definitivas ni certezas jurídicas. Solo un expediente que sigue abierto y una sociedad que, cada tanto, vuelve a mirar hacia él.
Lo que ocurra en los próximos meses definirá no solo el destino del caso, sino también la manera en que se reescribirá aquella etapa de la vida política riojana. Hasta entonces, lo que existe es una historia en movimiento, donde cada nombre mencionado —incluido el de Bosetti— forma parte de un capítulo que todavía no terminó de escribirse.










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